Guía para Reconocer la Falsa Disidencia a Través de la Simbología
Desde las civilizaciones antiguas, el poder ha usado símbolos como un lenguaje de élite porque se comunican entre ellos sin que el pueblo lo entienda, marcan territorio y jerarquías y cumplen lo que en el ocultismo llaman “ley de revelación”: deben mostrar sus intenciones, aunque sea de forma velada, para que el engaño tenga validez “kármica”.
“Los símbolos son la lengua materna de la mente subconsciente. Si no aprendes a leerlos, ellos te hablarán y tú no sabrás que te están programando”. Marc Passio
En la falsa disidencia, los símbolos funcionan como firmas que revelan la verdadera afiliación, aunque el discurso diga lo contrario.
Desde los templos del Antiguo Egipto hasta las ruedas de prensa de la política contemporánea, el poder ha hablado en un lenguaje que la mayoría desconoce: el de la simbología. Un lenguaje que no se dirige al intelecto racional, sino a la mente subconsciente, que opera con formas, colores, números y gestos.
Y es precisamente en la llamada falsa disidencia donde este lenguaje se vuelve más peligroso: personas y movimientos que aparentan cuestionar el sistema, pero que en realidad actúan como válvulas de escape controladas, conduciendo la energía contestataria hacia callejones sin salida.
A primera vista, la falsa disidencia parece auténtica. Habla contra el poder, señala injusticias, moviliza emociones… pero evita tocar los nervios verdaderos: las redes financieras, las estructuras de control supranacional, las alianzas ocultas entre política, cultura y religión. Ahí es donde entra la simbología: aunque la narrativa sea “rebelde”, los gestos, la escenografía y los códigos visuales pueden revelar la firma de quién está realmente detrás.
Principales tipos de símbolos usados
-Gestos de manos y posiciones corporales: No son casuales cuando se repiten en contextos formales:
Mano cornuta 🤘en rituales, se vincula a deidades cornudas (Pan, Baphomet); en cultura pop, al “poder” o rebelión teatral.
Uso actual: poder oculto, rock, política.
Ejemplo: Bill Clinton, Bush, y también en músicos “rebeldes”.
OK con un ojo cubierto 👌 sobre el ojo derecho o izquierdo: tres círculos (666) y alusión al “Ojo que todo lo ve”. Presente en influencers y disidentes mediáticos.
Pirámide con las manos 🔺símbolo de jerarquía y estructura de control.
Ejemplo histórico: masonería y logias derivadas.
Índice en la sien: señal de “programación mental” o control mental MK Ultra, usado a veces como burla.
Ojo cubierto: la marca más evidente de pertenencia a corrientes ocultistas modernas.
-Los colores transmiten mensajes subconscientes. En contextos de falsa disidencia, estos colores suelen combinarse con iluminación y decorados muy calculados. Algunos patrones recurrentes:
Negro + rojo: poder y sacrificio. Muy usado en actos “rebeldes” televisados.
Púrpura: realeza, autoridad espiritual, transición de poder.
Dorado: sol, poder imperial, divinidad.
Azul eléctrico: control de comunicación y medios.
Blanco y negro ajedrezado: dualidad controlada, “tablero” masónico.
Tenemos un ejemplo histórico en las ceremonias de coronación británicas, el vestuario papal y ciertos escenarios políticos modernos.
-Símbolos en joyas, ropa y objetos
Anillos con sellos, colgantes con símbolos herméticos, pines discretos en solapas, o camisetas con geometría sagrada manipulada.: masones, templarios, rosacruces. Colgantes con cruces invertidas, ojos, pirámides.
Muchas “camisetas rebeldes” incluyen símbolos de control que normalizan su presencia.
“Los accesorios son la forma más segura de marcar lealtades, porque viajan con la persona y pueden usarse en cualquier entorno sin levantar sospechas entre el público no iniciado”.
-El uso ritual de números sigue vigente. Cuando estos números se combinan con gestos o colores concretos, es menos probable que sea casualidad.
Fechas clave: 3, 6, 9, 11, 13, 33, 77…
Duración de vídeos o discursos que coinciden con cifras simbólicas.
Eventos públicos en solsticios, equinoccios o aniversarios.
Tenemos discursos de líderes políticos alternativos en fechas como el 11/3 o el 6/6.
-Escenografía y fondos. En política y religión, la arquitectura se usa como marco ritual: el escenario es parte del mensaje, y no está diseñado para ser neutro.
Checkerboard (tablero blanco y negro)
Columnas gemelas (Jachin y Boaz)
Arcos y portales
Triángulos y pirámides en decorados
Ejemplo histórico: arquitectura masónica en Washington D.C. y en templos de poder europeo.
Ejemplos históricos y actuales
-Revoluciones “controladas”: la Revolución Francesa, aunque parecía popular, estaba impulsada por logias con agenda propia.
-Falsos líderes culturales: músicos “rebeldes” firmando con discográficas de élite y usando simbología en portadas y videoclips. Artistas “rebeldes” con videoclips repletos de iconografía masónica o luciferina.
-Políticos opositores: que usan gestos y escenografía de la élite mientras atacan a “sus enemigos” oficiales.
-Totalitarismos del siglo XX: escenografía cargada de símbolos arquetípicos para generar culto a la personalidad.
Las élites disfrutan dejando pistas porque así, si la gente no reacciona, sienten que han consentido tácitamente.
La falsa disidencia sería uno de sus teatros favoritos para mostrar el control… mientras el público cree que alguien lucha por ellos.
No todo uso de un color o un gesto implica conspiración.
Para diferenciar moda de mensaje oculto, hay que buscar patrones: repetición consciente, coherencia simbólica y coincidencia con acciones que favorecen al poder real.
Esto se llama llama a esto occult mockery (burla ritual): el placer que sienten las élites al dejar pistas a la vista de todos. Si el público no reacciona, para ellos significa que el engaño ha sido “consentido” de forma tácita.
La falsa disidencia se desenmascara menos por lo que dice y más por lo que muestra. Aprender a leer la simbología no es obsesionarse: es adquirir un radar para entender el lenguaje que el poder nunca dejó de hablar.
Lecciones clave al analizar casos reales
1. Busca la coherencia entre discurso y acción: si alguien denuncia un poder pero protege sus pilares, sospecha.
2. Analiza la iconografía: gestos, ropa, escenografía, colores.
3. Observa las fechas y los números: ¿están alineados con calendarios rituales o numerología repetitiva?
4. Mide la tolerancia del sistema: si un “rebelde” tiene gran visibilidad mediática constante, probablemente no amenaza al verdadero poder.
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